¿Te acuerdas en el pasillo del primer piso del instituto, a la salida de alguna Junta de Evaluación (supongo)? Tú te acordarás seguro, con esa memoria prodigiosa… Allí fue cuando decidimos que había que retomar el teatro en Miralbueno. Marisa y Marimar eran las veteranas de grupos anteriores y nosotras las novatas con ganas de aprender. Pronto se incorporó más gente: los Jesuses, Fernando, Jose, M.ª Jesús, Azucena, Luis, J.J., Ana y tu querida amiga Conchita. La siguiente adquisición fue Laura, nuestra Lauri (¡manos!, ¡más manos!) y así emprendimos esta aventura de la que hemos disfrutado tanto. En el Morata, ¿dónde si no?, buscamos un nombre para el grupo; tampoco nos costó tanto: “PLUMIER”, olor a madera y a lápiz recién afilado, recuerdos de infancia. Y “2.0”, que a modernas no nos ha ganado nunca nadie, y esto era lo más “in” en los inicios del milenio.
Tú y yo debutamos como dos viejas borrachas, con mucha clase, eso sí. Y de allí al estrellato, MAMMA MIA!!! la que montamos al curso siguiente, nuevas incorporaciones, Babel (Jorroña que Jorroña), que lo llevaba todo milimetrado entre bambalinas. 18 números musicales con sus coreografías y vestuarios. Fuiste uno de los tres padres de mi hija, ahora tampoco recuerdo cual. Una historia maravillosa, tu que no eras muy de musicales, te dejaste engatusar y lo diste todo como no podía ser de otra manera.
En la siguiente nos tocó “cavar, cavar, cavar, cavar en la mina quiero yo, cavar, cavar, cavar, cavar no acabes nunca, no” y cantamos… ¡que atrevimiento! Ayer estuve escuchando las grabaciones y no suenan tan mal, a veces Fernando hace magia. Cada vez el proyecto se hacía más grande. Llegaron nuevos miembros, que realmente no eran tan nuevos y nos aportaron mucha experiencia.
En un intento de regreso a lo clásico nos decidimos por Shakespeare. En “el Sueño de una noche de verano·, fuiste Granada, la costurera, espectacular, subida en la escalera siendo la luz de la luna que envolvió la noche oscura, con nuestro bosque de fondo, una imagen preciosa.
En el siguiente proyecto, “La Bella y la Bestia”, Marta, Martita, tú y yo fuimos las chicas bobas enamoradas perdidamente de Gascón. “si pienso en él me falta el aire, no existe un ser más guapo y más ligón” y otra vez a cantar y a bailar.
Y ese pedazo de “Gala por el 50 aniversario del Instituto”, ahí sí que nos vinimos arriba… ¿te acuerdas del discurso de Mora y Miguel Dea que no se acababa nunca y tú querías salir y cortarles y nosotros parándote ¡cuando sacabas el genio, cuidado, eh!
¡Y qué decir de nuestra hada buena! ¡Qué pareja Balbina y tú, qué bien sincronizadas!
¡Cuántos bolos! Y nuestras giras allende fronteras por pueblos sorianos, ¡Ay, Gómara! Qué risas pudimos echarnos, y es que la vida de cómicos es muy intensa.
En este mundillo cada uno hacemos lo que sabemos, o lo que podemos, además de actuar digo, (decorados, música, organización, vestuario…) lo tuyo eran los discursos, las presentaciones siempre magníficas.
Muchos han pasado por Plumier, unos fueron llegando y se quedaron: Marta, Eva, Gus, Isma, Sara, Balbina, Ángel, Carmen; otros van y vienen. Algunos no se quedan, el destino nos pone y nos quita y toca echar raíces en otros lugares. Pero las cuatro fundadoras: Marisa, Marimar, tú y yo aquí seguimos.
Tu cuerpo se va, pero tus personajes se quedan y tú, Teresa, serás a partir de ahora la “apuntadora” que nunca tuvimos, siempre con nosotros en escena.
Hace mucho tiempo que te debemos ese café siempre aplazado y que hoy tanto nos duele y no queremos dejarte ir sin tomarlo contigo. Brindamos.
